Normalmente los Sábados por la tarde voy a
comprar al supermercado del barrio, siempre llevo mi lista de las cosas que
necesito, de las que casi el noventa por ciento de ellas, cada semana son las
mismas, por eso, siempre empiezo por el lado de los refrescos y embutidos, pero
hoy me han cambiado casi todos los artículos de sitio, he mirado en dos o tres
estanterías y no encuentro un producto que necesito.
Unos metros más adelante una chica del súper,
está reponiendo los artículos en una estantería, y me acerco para preguntarle.
La chica es morena, tiene el pelo largo muy negro, va vestida con el mono
calabaza del super, lleva también una gorrita granate y zapatos deportivos, al verme
se gira, y me fijo mejor en su cara, resaltan mucho unos ojos grandes y verdes, y lleva un piercing en la ceja y otro
en el labio.
Le pregunto por el artículo que no encuentro y
después de revisar en varios sitios, me dice que se debe de haber acabado y que
la siga al almacén, pasa delante de mí y yo la sigo con el carro detrás.
Entramos en el almacén, este esta repleto de palés, llenos de diferentes tipos
de cajas: leche, aceite, refrescos, latas, y otros productos, la chica se
pierde entre las cajas, y al rato sale con una caja en las manos, la coloca en
una mesa y la abre, saca el artículo que buscaba, y me lo da, entonces me
pregunta si vivo cerca del supermercado, pues ella se ha trasladado hace poco y
no conoce a nadie del barrio, le digo que llevo bastante tiempo viviendo en esa
zona, y que le podría presentar a gente, si nos viéramos alguna vez.
Entonces me dice que la siga, entra por un
pasillo, pasamos varias puertas y llegamos a una que en un cartelito pone
“Vestuario de mujeres”, la abre y me dice que entre, cerrándola después, se
dirige a una taquilla y saca un bolso, saca de él un teléfono móvil, y me dice
que le dé mi número, que me enviará una llamada y ya tendremos los números de
ambos.
Antes de salir del vestuario se saca la gorra
y deja caer toda su melena negra hacia atrás, y me pregunta si me parece guapa,
yo me quedo bastante parado, pero seguidamente abriéndose la cremallera del mono de trabajo, se lo
quitó y se quedó en sujetador y tanga, poniéndose delante de mí, apoyada en la
puerta, me dijo “¿aunque no crees que sin el mono estoy mejor?, yo creo que no
nos favorece mucho”. Yo ya no sé si estaba mudo por la desfachatez de la chica
o porque la verdad, sin el mono y con el cuerpo que tenía enfrente, ya estaba
notando como crecía mi miembro debajo de la bragueta del pantalón.
Seguidamente se agachó y me sacó el cinturón,
bajándome los pantalones y el slip, me cogió la polla y con la lengua me la
empezó a lamer, después se la tragó hasta la campanilla, se la sacaba y con el
piercing que también llevaba en la lengua, me lo frotaba por el frenillo y por
todo el capullo, era una sensación rara, notaba el roce de la piel y el
metálico del piercing. Me agaché un poco y le saqué el sujetador y al tocarle
los pezones, ¡también llevaba un piercing en cada pezón!, seguí acariciándole
los pechos, estirándole los aros. Ella seguía con la mamada, ahora se la
tragaba toda, llegándole al fondo de la garganta y dándole arcadas, yo en una
de éstas, no pude aguantar más y me corrí en su boca, intenté no chillar muy
alto, pues el gusto que tuve fue tremendo, se tragó toda la leche y continuó un
buen rato lamiéndome todo el capullo.
Entonces nos acabamos de desnudar y me estiré
en el suelo boca arriba, ella se puso encima poniendo su coño encima de mi
boca, y tirándose hacia delante, me cogió la polla, estábamos haciendo un
sesenta y nueve. Le separé los labios del coño, y en el clítoris también
llevaba un piercing, se lo lamí y metiéndole la lengua en la vagina, seguí
estirándole con los dientes el anillo metálico, ella seguía jugando con mi
polla, pasándole el piercing por el capullo y tragándosela todo lo que podía.
Al rato los gemidos de placer de la chica eran más seguidos, y teniendo mi
lengua metida en su vagina, apretó su sexo sobre mis labios y se corrió,
derramando todos sus flujos en mi boca, tuvo un orgasmo intenso y placentero.
La chica se dio la vuelta y siguiendo encima
de mí, se espatarró delante de la polla, se la metió poco a poco, hasta que le fue entrando toda,
y con ella dentro, fue rozando el piercing del clítoris en mi pelvis, y también
frotando sus pechos en mi pecho. Nuestras bocas se unían en un gran morreo, y
yo con la lengua, le buscaba los piercings que llevaba en cada lóbulo de las orejas, lamiéndolos y
mordisqueándolos.
Unos minutos después, aún con la polla bien
metida, ella levantó su cuerpo, y se empezó a masturbar el clítoris,
acariciándolo y estirándose el piercing, siguió, y siguió, hasta que se corrió,
jadeando y moviendo la cabeza de arriba abajo, cuando se tranquilizó un poco,
se sacó la polla del coño, y se puso en cuclillas, me empezó a pasar el
piercing del clítoris por el capullo y el frenillo, y con la otra mano a
masturbarme, me estaba dando un gusto enorme, yo mientras le tocaba las tetas,
le metía los dedos en la boca y le acariciaba los labios. Yo estaba disfrutando
como un loco, gimiendo y babeando de placer, hasta que ya no pude aguantar más
y me corrí, soltando varios chorros de semen sobre su coño, ella continuó
masturbándose, y mientras yo aún estaba gimiendo de gusto, se metió de nuevo
toda la polla en el coño y se corrió dando chillidos de placer, y cayendo
encima de mí, nos quedamos abrazados.
Nos levantamos y mientras nos vestíamos,
comenté todos los piercings que llevaba por todo su cuerpo, entonces me enseñó
el que llevaba en el ombligo, un brillante muy bonito, que contrastaba con su
piel morena. Salimos del vestuario, recogí mi carro y continué con la compra.
Estoy en el supermercado, en que habitualmente
compro, y estoy buscando un artículo, no lo encuentro donde siempre estaba, le
voy a preguntar a una chica del súper, que está cerca reponiendo, si lo han
cambiado de lugar, por cierto tiene los ojos verdes y dos piercings en la cara,
uno en la ceja y otro en la comisura del labio…
Col·laboració de Nerus
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