Señora, déjeme buscar a mí primero,
entre esos ojos de mirar ardiente,
esa locura adorable, su encanto y descaro,
me provocan una tempestad de placeres,
entre su cabello que cae por su cuello
y que el viento mueve y desordena,
despierta en mí un dulce desconcierto,
de deseos largo tiempo escondidos.
Déjeme besar a mí primero,
esos labios llenos de lascivia,
y luego, seguir por sus senos,
saborear con mis labios su contorno,
hasta llegar a la cúspide de su areola.
Déjeme abrazar sus curvas
hasta llegar a la locura,
y al final, poder conseguir,
el dulce fruto que guarda con delicia.
Déjeme disfrutar de su secreto,
y saborear su dulce miel.
Déjeme deleitar de su entrega
y pueda entrar en su cueva,
con destreza y delicadeza
para mitigar sus fulgores.
Señora, preso de su hermosura deseo
ser eternamente su mejor amante.
Nerus
Col·laboració de Nerus
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