divendres, 26 d’octubre del 2012

Charlas de vestuario 2

El nostre col·laborador Nerus ens fa la seva segona entrega de charlas de vestuario.


Entran en el vestuario de señoras, y Lucia le va comentando a Carla, que se vino del pueblo a Barcelona, a los 29 años y se hospedó en casa de una señora viuda, que tenia un hijo que estaba en el servicio militar, la señora murió unos meses más tarde. Me casé con su hijo más joven que yo. Después de casados mi marido se hizo viajante, y paso mucho tiempo sola en casa.

Hace poco nos mudamos a un piso de alquiler en la misma ciudad. En el piso de enfrente vive “una especie de fantasma temido por la vecindad “, de unos cuarenta años, delgado, calvo, vestido de negro, que apenas sale de casa y no habla con nadie.

Una noche, muy tarde, al ir al cuarto de baño, me sorprendió ver iluminada la ventana del vecino, con la luz dividida en rayas por la ventana. Atónita pude contemplar al vecino ante el espejo de su lavabo, desnudo, con las piernas muy abiertas, meneándose con vigor un descomunal miembro.

Excitadísima miraba el largo desplazamiento de su brazo derecho, y vi que se llevaba a la nariz una braga que reconocí como mía, y que había dado por perdida en el tendedero. El corazón me latía con tal fuerza que temí que me delatara. Eyaculo en el lavabo, se lavó, y su enorme instrumento le pendía casi hasta las rodillas.

Apenas dormí esa noche, la pasé masturbándome sin cesar. Cada vez que regresa mi marido, hacemos el amor y se nos sale, me decepciono haciendo comparaciones con las locas copulaciones que tengo imaginadas con el falo de mi vecino, imaginando acoplamientos ajustadísimos y muy a fondo. Me decidí, y cubierta con una ligera bata y mi busto casi al aire, llamé a su puerta pretextando haberme quedado sin cerillas; me dio unas pocas envueltas en un papelito y con la puerta en las narices.

Soy tenaz y he vuelto una y otra vez con más pretextos, y siempre me atiende en el rellano y muy  huraño, y si me hago la encontradiza o le invito a café me esquiva inexpresivo. Mi última estratagema fue ir a su casa con una tenue falda y una blusa con la cremallera estropeada, que no baja, se atasca, rogándole me ayudara, pues no podía bajarla y estaba sola. Con asombro, vi que me invitaba a pasar, y ya dentro se aplicó a bajármela. La cremallera resistía magníficamente, yo me agachaba y arrimaba mi trasero al calor de su bajo vientre, le distraía con mi charla, le restregaba mi grupa y notaba las palpitaciones de su sexo, que comenzaba a enderezarse. Repentinamente se asió a mis caderas, me atrajo con fuerza y de golpe me incrustó su voluminoso saliente entre las nalgas, pero me soltó, corriendo a esconderse en un cuarto desde el que me gritó que me fuera de su casa.

Después de este episodio cambie de estrategia, varios días me puse en el baño desnuda con la ventana abierta y masturbándome para ver si salía el vecino para verme. Un día se entreabrió la puerta de la galería, y él estaba mirándome pero con mucho sigilo, más adelante ya no lo hacía con tanto disimulo y se masturbaba mirándome.

Entonces decidí enviarle una nota, en la cual le puse que por la noche estaría sola y dejaría la puerta de mi casa entreabierta, y yo estaría en el cuarto con la luz apagada, en la cama, desnuda esperándolo. Esa noche no vino, ni tampoco las dos siguientes que le puse la misma nota. Pero a la cuarta noche, estaba en la cama cuando escuché cerrarse la puerta de la entrada y sentí unos pasos vacilantes, acercándose a la habitación, y al rato alguien que se metía en la cama, alargué la mano y cogí su gran polla, sentándome encima e incrustándomela hasta el fondo, moviéndome como una posesa. Esa noche estuvimos disfrutando de varios orgasmos y corridas. Se notaba que el vecino también tenía unas ganas enormes de clavarme su instrumento en mi coño. Después se levantó sin decir palabra, igual como había entrado, y se fue.

Desde aquella noche, cada vez que mi marido se va de viaje, haciendo la misma estratagema del papelito y el cuarto con la luz apagada, disfruto del miembro descomunal del vecino, varias veces al mes…

Col·laboració de Nerus

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