dilluns, 14 de gener del 2013

Charlas de vestuario 5



Entran en el vestuario Rosa y Victoria, entre risas vienen comentando el paquete que se le marcaba, al chico de color que estaba con ellas en la piscina, y que les había hecho intercambiarse miradas de admiración, y al mismo tiempo de dudas, sobre el tamaño que debía tener la polla, tapada por ese bañador de color gris.

Mientras se visten después de la ducha, Rosa le dice a Victoria que había nacido en un pueblo de la provincia de Zaragoza, al acabar el Bachillerato, se traslado a la capital para ir a la Universidad. Estando allí, en una de las muchas noches de fiesta con los compañeros de curso, conoció a un chico negro, que estaba con un grupo de amigos, conocidos por varios de mis compañeros, entre copa y copa nos fuimos enrollando y acabamos en la cama, pero la verdad con la fama que tienen los chicos de color, de tener la polla más grande y de ser más buenos follando, a mi este me pareció de lo más normal en todo.

Después de esta experiencia, me quedó la duda, de si era verdad la fama de los negros en las relaciones sexuales, unos años más tarde tuve la oportunidad de probarlo.

Esto ocurrió un año estando de vacaciones en el pueblo, en eso días era la Fiesta Mayor, por esa época coincidíamos casi toda la familia. El día antes había llegado mi sobrina, que estaba estudiando en la Universidad y había estado en Nueva York, para perfeccionar el idioma ingles. Esa tarde habíamos quedado en vernos en la Feria, yo hacia rato que estaba paseando por las casetas de juegos, cuando llego mi sobrina, venia acompañada por un chico de color, me lo presento, tía es un amigo de Nueva York se llama Michael, lo invite unos días al pueblo coincidiendo con las Fiestas.

Mi sobrina tenía diecinueve años, Michael no debía tener uno o dos años más, Casi hacia uno noventa de altura, y se veía que se mantenía en forma, por lo musculoso de su cuerpo, seguramente practicaba algún deporte o era asiduo del gimnasio.

Estuvimos por la Feria y después tomamos unas copas en la taberna, y quedamos en vernos por la noche en el baile que se organizaba por las Fiestas. Unas horas más tarde, ya en la Plaza Mayor, que por cierto estaba completamente llena, los tres estábamos bailando y disfrutando de la noche, nos sentamos para pedir unos refrescos, a los pocos minutos, la orquesta tocó un pasodoble, entonces mi sobrina me dijo, tía porque no sales a bailar con Michael, y le enseñas el pasodoble, que lo bailas mucho mejor que yo, fuimos hacia el centro de la plaza, Michael llevaba unos tejanos apretaditos, que la verdad no marcaban mucho paquete, cosa que al rato de estar bailando, con los roces de su entrepierna en mis caderas y culo, comprobé que lo que aparentemente no se apreciaba a simple vista, no tenia nada que ver con el tamaño real, que guardaba debajo de los tejanos. Al acabar el baile quedamos en ir, a la mañana siguiente a bañarnos al rio.

De nuestra casa al rio fuimos caminando, pues esta a menos de media hora, íbamos vestidos con camisetas y pantalones cortos, al llegar estuvimos jugando a pasarnos la pelota entre bromas y risas, al rato por el calor que hacia y el ejercicio realizado, ya nos apetecía un baño. Nos sacamos la camiseta y los pantalones, mi sobrina y yo, llevábamos un bikini y Michael un bañador slip, que ya le marcaba un buen paquete, seguimos jugando en el agua, y supongo que con el roce de nuestros cuerpos, mi sobrina y yo somos mujeres 
exuberantes, más de uno setenta de altura, con unas buenas tetas y culo, a Michael se le puso la polla aún más grande y por momentos parecía, que iba a salirse del bañador, al mirarlo sentía que me iba poniendo muy caliente, y no dejaba de pensar de cómo serian unas horas de sexo con él.

Esa noche no podía dormir pensando en Michael, me imaginaba estar follando con él, comencé a tocarme los pechos, ya tenía los pezones duros, fui recorriendo todo mi cuerpo hasta llegar al pubis, entonces con una mano empecé a tocarme el clítoris, que con solo rozarlo me puse a gemir de gusto, y dos dedos de la otra mano me los metí en el coño, los movimientos sobre el clítoris y coño, fueron cada vez más rápidos y violentos, hasta acabar en un fuerte orgasmo, solté tanto liquido que quedaron las sabanas empapadas, estuve varios minutos con contracciones de placer, moviendo mi abdomen, piernas y culo, hasta quedarme dormida.

Los dos días siguientes fueron iguales a este, los momentos que quedaba con ellos mi sobrina no se separaba de Michael, y yo tenía que conformarme con mis noches de orgasmos solitarios, cada vez con más deseos de tener a Michael entre mis brazos.

Por fin tuve la oportunidad en el tercer día, mi sobrina me dijo, tía mañana me voy con mi madre a ver a su familia, que vivían en un pueblo cercano, y estaremos todo el día fuera, te dejo el encargo de que Michael no se aburra, no te separes de él en todo el día. Era una oportunidad única que no podía desaprovechar, y poder saciarme de todos los sueños, entre masturbaciones y orgasmos, que había tenido pensando en él.

Al otro día desayunamos y le comente a Michael, que iríamos a ver los terrenos que teníamos en las afueras del pueblo. Fuimos paseando por los caminos, hasta llegar a una pequeña granja que tenía mi hermano en pleno monte, tenía una pequeña choza y al lado una cuadra, con un pajar y habitáculos para gallinas, conejos y algún año para criar cerdos. Nos dirigimos hacia la cuadra, en la cual estaba Cielo, una yegua que montábamos mi sobrina y yo, siempre que podíamos, entramos y cogí un cepillo, para peinar y limpiar el pelo brillante de la yegua, Michael se acerco a mí para acompañarme la mano en el movimiento del cepillo, con la otra mano me cogió por la cintura, apretando su bragueta contra mi culo, yo fui moviendo el culo masajeándole, dándome la vuelta me arrodille le baje la cremallera del tejano, le saque la polla y me la metí en la boca, que casi no me cabía púes la tenía enorme, la fui lamiendo y succionando, al rato Michael me puso de pie, me bajo los pantalones y las bragas, me dio la vuelta, y yo tirándome hacia delante me apoyé en el abrevadero, ofreciéndole la grupa, él metió la polla en mi coño, que chorreaba de lo excitada que estaba, de la primera embestida entro la mitad, pero en la segunda me la metió toda, me estaba corriendo del gusto que me daba, Michael fue acelerando las embestidas, hasta metérmela hasta el fondo y soltar toda su leche, apretándome sus huevos en mis nalgas, me dio tanto gusto que mantuve su polla dentro de mí, hasta que fue saliendo por sí sola, me levante lo cogí de la mano y lo lleve al pajar, de un empujón lo lance sobre la paja boca arriba, me arrodille delante de su polla, y empecé a darle una mamada, con unas ganas tremendas de que él lo pasara tan bien como yo en el polvo anterior, al rato de chuparla y tragarla, ya se le había puesto la polla con una erección fabulosa, me puse de cuclillas encima de él y me la clave de golpe en el coño, saltando sobre la polla me la metía hasta el fondo y sacándola casi toda,  para volver otra vez a metérmela, en unos minutos me vino un orgasmo espectacular, me corrí con toda la polla metida hasta el fondo, apretando como si quisiera que se quedara siempre en mi interior, me levante y me puse de rodillas, le cogí la polla metiéndomela en la boca apretándola todo lo que podía con los labios, metiéndomela hasta la garganta, entonces Michael en medio de un chillido, soltó toda su leche en mi boca, tragándomela toda.

Nos quedamos tendidos en la paja medio adormilados, estábamos de lado, yo apoyando mi espalda en su pecho y él con los brazos abrazando mi cintura, con mi mano derecha empecé a acariciar su polla fláccida, él me acariciaba mis tetas y fue bajando hacia el monte de venus, hasta llegar al clítoris, en unos instantes por las caricias de ambos, la polla se empezó a despertar, y yo a sentir placer, Michael me levanto la pierna y me fue metiendo su polla, follándome con delicadeza, yo continué acariciándome el clítoris, al rato se levanto y me puso boca arriba sobre la paja, me subió las piernas cogiéndomelas por los tobillos, y espatarrándome me incrusto su polla en el coño hasta el fondo, continuo moviéndose con golpes profundos, que yo iba recibiendo con gritos de placer, seguimos así hasta que Michael acelero los movimientos, y con un golpe de riñones me la metió toda y soltó toda su leche en el fondo de mi coño, en segundos entre movimientos convulsivos yo también me corrí, uniendo nuestros líquidos al mismo tiempo, Michael quedo tendido encima mío exhausto y yo abrazada a él besándole en la boca, y acariciándole el cuello y todo su cuerpo.

Por la tarde después de comer, estuvimos en los festejos de la Fiesta Mayor del pueblo, y acabamos el día con otro polvo en mi habitación.

En los días siguientes disfruté de Michael tres veces más, que fueron tan buenas o más que la primera del pajar. 

Después de esta experiencia no me quedaron dudas de la potencia y resistencia sexual de los negros.

Mira Victoria al acabar las vacaciones y pensar en los días tan buenos que pase con Michael, me quedo la duda de si mientras follaba conmigo, al mismo tiempo también lo hacia con mi sobrina, algún día se lo preguntaré.  

Col·laboració de Nerus

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