Entro en la tienda unisex de moda del barrio,
tengo la intención de comprarme un traje, un par de camisas y alguna corbata.
Me atiende una chica de unos veinticinco años,
alta y rubia, lleva un vestido color turquesa, escotado de minifalda, medias
lilas y botas de piel de charol hasta las rodillas, de tacón muy fino.
Buscamos un par de trajes de mi talla, y elijo
también unas camisas y corbatas y nos dirigimos a los cambiadores, entro y
cierro la cortinilla que te separa de las miradas indiscretas de los demás
clientes de la tienda, cuelgo los trajes y las camisas, me siento en el pequeño
taburete y me saco los zapatos, los pantalones y la camisa y me quedo en slip,
me pongo una camisa y me miro como me queda en el espejo que tengo enfrente que
ocupa toda la pared.
Entonces al mismo tiempo que se mueve un poco
la cortinilla, oigo de fuera que me dicen ¿ya se lo ha probado?, ¿todo va
bien?, sin darme tiempo a responder, entra en el cambiador la chica que me
atendía, y cierra la cortinilla detrás de ella, me sienta de un empujón en el
taburete, de un tirón me saca la camisa, levanta la pierna derecha, clavándome
el tacón de las botas de charol en la entrepierna, cojo la bota con las dos
manos y me la acerco a los labios, empezando a lamer el tacón, mientras veo que
ella, con cara de deseo se ha separado el tanga, y tiene dos dedos metidos en
el coño y con la otra mano se acaricia las tetas. Sigo lamiendo subiendo por la
pierna, llego a la rodilla y sigo por el interior del muslo hacia arriba, en
ese momento me coge la cabeza y me la incrusta en el coño, le meto la lengua
dentro moviéndola como si la follara, sigo con el clítoris, alternando las
lamidas, ella me aprieta más la cabeza entre sus piernas, y entre gemidos de
placer se corre en mi boca, se separa de mí, me baja el slip y se quita el
tanga, separa las piernas y se sienta en mis muslos, metiéndosela toda en su
coño, poniendo las manos en mis hombros, empieza a moverse de tal manera que
sus tetas bailaban a la altura de mis ojos, yo girando mi cabeza iba lamiendo
sus pezones, sin casi atraparlos porque los movimientos de la follada se
incrementaban, me tuve que coger con las dos manos del pequeño taburete en que
estaba sentado, ella empezó a gemir de placer, clavándosela hasta el fondo,
moviéndose en círculos, y rozando su clítoris sobre mi pelvis, se corrió de
nuevo, seguimos así yo cogido del taburete, para no caernos y ella disfrutando
como una loca, al rato se levantó y se arrodilló delante mío, cogiéndomela,
empezó a lamérmela con la punta de la lengua, sin prisa, repasando tímidamente
toda la extensión del capullo, mientras me acariciaba los huevos con la mano,
metiéndose media polla en la boca aceleró el ritmo de la mamada, hasta
tragársela toda, yo ya estaba a punto de explotar, en ese momento se levantó y
apoyó la bota en el taburete, yo me masturbé con la mano, y me corrí en las
botas de piel de charol, resbalando la leche por ellas hasta el tacón,
lamiéndolo, la recogí con la lengua y la acerqué a sus labios, que ella saboreó
y uniendo nuestras bocas se trago toda
la leche.
Antes de salir del cambiador, me tomó medidas
del traje y me probé camisas y corbatas, me despedí de ella hasta pasar a
recoger la compra.
A la semana siguiente volví a la tienda a
recoger los arreglos y me atendieron dos dependientas, les pregunte por la
chica que me atendió el día que vine a comprar los trajes, me dijeron que no
conocían a ninguna chica en la tienda, de las características que yo les decía.
Bueno no la volveré a ver más, pero siempre me quedará el recuerdo de ella en
el cambiador y de sus botas de piel de charol hasta las rodillas, de tacón muy
fino.
Col·laboració de Nerus
La fantasia d todo hombre
ResponEliminaAsi q l mio no lo dejo solo ir a comprar ropa jeee jeeee
Posesiva!!! jajajajaja
ResponEliminaLa cosa esta muy mala
EliminaAunq si no m enterara pues q l pase
y si tu fueses la chica?
ResponEliminaNo creo q pudiera hacerlo tan a la ligera
ResponEliminaPero no se puede decir nunca jamas
Deverias d publicar una nueva sensacion